Utiliza los ojos como
sí mañana tuvieras que quedarte ciego. Escucha la música de las voces, el canto
del pájaro, las poderosas notas de una orquesta, como si mañana tuvieras que
quedarte sordo. Toca cada objeto como si el sentido del tacto fuera a fallarte
mañana. Huele el aroma de las flores, saborea cada bocado, como si mañana no
pudieras oler ni saborear otra vez. Aprovecha al máximo cada sentido, disfruta
de todas las facetas del placer y de la belleza que el mundo te revela.
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